Treedom is yet another private entity that exploits the rat race of college admissions—a rat race that has become more and more mentally, emotionally, and materially harmful to young people with each passing year.

The majority of students from poor and working-class families face the prospect of debilitating, lifelong debt in order to afford an undergraduate degree. Treedom’s dystopian solution is to have students compete for “micro-grants” from “purpose-driven brands.” In other words, force teenagers to hustle for tiny sums of money from private, for-profit companies looking to advance their image—rather than treating education as something every young person deserves, regardless of their family’s ability to pay.

Of course, Michael Kadisha wouldn’t know anything about this. His education—and likely the seeding for this horrible company—was bankrolled by billionaires. It’s important to draw a direct line between:

  1. the racist violence Michael Kadisha conducts as a slumlord, and 

  2. the purely exploitative approach Treedom takes to “service learning.”

High school students are already sounding the alarm against Treedom and the Kadishas, and we stand with them.

So long as fundamental communal goods like housing and education remain subject to speculative markets—where unaccountable, private entities seek to extract and hoard as much wealth as possible—poor and working-class people will face conditions of violence.

Tell your local schools and businesses to boycott Treedom!

Treedom es otra entidad privada que se aprovecha de la carrera de ratas de las admisiones universitarias—una carrera de ratas que se ha vuelto más y más dañina mentalmente, emocionalmente y materialmente para lxs jóvenes con cada año que pasa.

La mayoría de lxs estudiantes de familias pobres y de clase trabajadora se enfrentan a la expectativa de una deuda debilitante y de por vida para poder permitirse un título universitario. La solución distópica de Treedom es hacer que lxs estudiantes compitan por "microbecas" de "marcas con propósito". En otras palabras, obligar a lxs adolescentes a luchar por pequeñas sumas de dinero de empresas privadas con fines de lucro que buscan promover su imagen, en lugar de tratar la educación como algo que todos lxs jóvenes merecen, independientemente de la capacidad de su familia para pagar.

Por supuesto, Michael Kadisha no sabría nada de esto. Su educación—y probablemente los fondos de esta horrible empresa—fue financiada por billonarios. Es importante trazar una línea directa entre:

  1. la violencia racista que Michael Kadisha lleva a cabo como un propietario explotador de barrios marginalizados, y 

  2. el enfoque puramente explotador que Treedom adopta para el "aprendizaje de servicio"

Lxs estudiantes de secundaria ya están haciendo sonar la alarma contra Treedom y los Kadishas, y nosotrxs estamos con ellxs.

Mientras los bienes comunales fundamentales, como la vivienda y la educación, sigan sujetos a los mercados especulativos—donde entidades privadas e irresponsables buscan extraer y acumular tanta riqueza como sea posible—los pobres y la clase trabajadora se enfrentarán a condiciones de violencia.

¡Dile a tus escuelas y empresas locales que boicoteen a Treedom!